Henry Fuseli (o Johann Heinrich Füssli) fue uno de
los mejores artistas británicos del romanticismo. Bueno, en realidad no era
inglés, sino suizo, pero como se había ido a vivir a Londres, los británicos se
lo apropiaron. Muchas de las pinturas de Fuseli se inspiran en las obras de
Shakespeare, un autor que le fascinaba. En su época de estudiante en Zurich,
había trauducido “Macbeth” al alemán.

En este tenebroso cuadro, tan del gusto
romántico, Fuseli representa a Lady Macbeth, una mujer fría y ambiciosa que
logra convencer al calzonazos de su marido para que asesine al rey Duncan de
Escocia y hacerse así con el trono. La cosa se les va de las manos y acaban
matando a varios personajes más. En una de las escenas más impactantes de la
obra, Lady Macbeth, atormentada por la culpa, se levanta sonámbula y pasea
hablando en sueños por el castillo, obsesionada con unas manchas de sangre
imaginarias que no logra quitarse de las manos. Los únicos testigos son una
criada y un médico, que aparecen aquí en segundo plano, un tanto espantados. No
es para menos. La mujer da mucho miedo, con la antorcha, el pelo suelto y esa
mirada desquiciada. Más que un ser humano, parece un fantasma. La oscuridad
general de la obra hace destacar el resplandor amarillento de la antorcha sobre
la figura de Lady Macbeth, un color que generalmente se asociaba con la locura.


